En medio de una creciente incertidumbre económica global y el aumento del escepticismo hacia los sistemas financieros tradicionales, Strive Asset Management ha irrumpido en escena con una de las apuestas más agresivas vistas hasta ahora por parte de una firma institucional: construir una tesorería de 75.000 BTC. Esta jugada no solo podría redefinir el futuro de la empresa, sino también posicionar a Bitcoin como el nuevo refugio seguro corporativo frente a las turbulencias financieras que azotan a economías como la de Estados Unidos.
Con esta maniobra, Strive —una gestora cofundada por el ex candidato presidencial Vivek Ramaswamy— se une a una tendencia en crecimiento que ya están marcando gigantes como BlackRock y Metaplanet, y que apunta hacia una reconfiguración profunda de la estrategia de inversión corporativa.
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Strive y su apuesta millonaria: 75.000 BTC en la mira
La propuesta de Strive no es una simple compra de mercado. En lugar de ello, la firma ha estructurado una jugada estratégica: adquirir reclamaciones de Bitcoin con descuento provenientes del extinto exchange Mt. Gox. Esta plataforma, que colapsó en 2014 tras perder más de 850.000 BTC, ha sido objeto de numerosos procesos judiciales y acuerdos de compensación que podrían finalmente resolverse antes del 31 de octubre de 2025, la fecha límite para la distribución de activos a los acreedores.
Strive, anticipándose a este evento, ha firmado un acuerdo estratégico con 117 Castell Advisory Group LLC, revelado mediante una presentación ante la SEC el 20 de mayo. El objetivo: asegurar legalmente los derechos sobre estas reclamaciones, que podrían representar la puerta de entrada a la adquisición de BTC a precios significativamente inferiores al mercado actual.
Ventaja estratégica: Bitcoin barato antes de una fusión clave
Esta estrategia le permitiría a Strive acumular BTC a un costo muy por debajo del valor real de mercado, lo cual no solo beneficia directamente a su balance, sino que podría disparar su proporción de Bitcoin por acción de cara a una fusión inversa con la empresa de marketing digital en redes sociales Asset Entities (ASST).
Desde el anuncio, ASST ha experimentado una explosión bursátil, con un alza del 1,170% y un crecimiento del 18.2% solo el 20 de mayo, situando su capitalización en $122.1 millones. Esta subida refleja no solo el entusiasmo del mercado por los criptoactivos, sino también la creciente percepción de que Bitcoin ya no es solo una reserva de valor para individuos, sino una herramienta estratégica para las empresas que desean blindarse frente a la volatilidad económica global.
Bitcoin, de activo especulativo a refugio corporativo
¿Qué está impulsando esta tendencia hacia Bitcoin como activo corporativo?
La respuesta está en la tormenta económica que se avecina. Estados Unidos enfrenta una creciente presión fiscal, altos niveles de deuda y señales de desaceleración económica. La reciente rebaja en la calificación crediticia del gobierno estadounidense por parte de Moody’s ha encendido alarmas entre inversores institucionales.
En este contexto, figuras como Jim Cramer de CNBC han reiterado que el miedo no debe dictar las decisiones de inversión. En cambio, recomienda recurrir a activos como el oro y Bitcoin para protegerse del riesgo sistémico.
“El miedo es lo que se debe dominar si se quiere ser un buen inversionista”, afirmó Cramer.
Bitcoin, a diferencia de las monedas fiat, no puede ser inflado por políticas monetarias expansivas ni manipulado por bancos centrales, lo que lo convierte en una opción cada vez más atractiva para empresas que desean preservar su poder adquisitivo a largo plazo.
Metaplanet: un espejo para Strive
La estrategia de Strive tiene un precedente reciente: Metaplanet, una empresa japonesa que ha adoptado una postura agresiva de acumulación de Bitcoin, similar a la de MicroStrategy en Estados Unidos. En solo un mes, Metaplanet logró una revalorización del 121%, con récords en volumen de operaciones a nivel mundial.
Sin embargo, esta exposición a BTC no ha estado exenta de controversia. Metaplanet se ha convertido en la acción más vendida en corto de Japón, lo que su CEO, Simon Gerovich, ha calificado como “una apuesta contra Bitcoin”.
Pero para otros analistas, esta venta masiva no hace más que confirmar el potencial disruptivo que las apuestas en BTC pueden generar en los mercados tradicionales.
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BlackRock y la validación institucional definitiva
Si alguien representa la consolidación de Bitcoin como un activo institucional, ese es BlackRock, el mayor gestor de activos del mundo. Desde enero de 2024, su fondo iShares Bitcoin Trust (IBIT) ha atraído más de $46 mil millones en entradas de capital, y recientemente sumó 2,705 BTC en un solo día.
Según Eric Balchunas, analista de Bloomberg, si esta tendencia continúa, BlackRock podría superar incluso a Satoshi Nakamoto como el mayor poseedor de BTC para el verano de 2025.
“Esto no es solo un voto de confianza en Bitcoin”, afirma Balchunas. “Es una señal de que el capital institucional está apostando completamente — y están trayendo a sus clientes con ellos”.
Este fenómeno marca un antes y un después en la percepción corporativa sobre Bitcoin. Ya no se trata de un experimento tecnológico o una moda especulativa, sino de un activo estratégico en tiempos de crisis.
¿Por qué el movimiento de Strive marca un hito?
La acción de Strive no puede entenderse como una simple operación de inversión. Estamos frente a un movimiento tectónico en el panorama financiero global. Al adquirir 75.000 BTC, la firma no solo se posiciona como una potencia en términos de activos digitales, sino que además rediseña el modelo de tesorería corporativa para el siglo XXI.
Mientras las empresas tradicionales siguen invirtiendo en bonos del Tesoro o acciones de bajo riesgo, Strive se lanza de lleno a un entorno dominado por la volatilidad y la innovación, confiando en que la descentralización y la escasez programada de Bitcoin serán los pilares de valor del futuro.
¿Qué implicaciones tiene para el ecosistema cripto?
El movimiento de Strive refuerza la narrativa de que la próxima ola de adopción cripto será liderada por instituciones y empresas. Esto implica un cambio profundo en la estructura de demanda de Bitcoin. Ya no se trata solo de individuos o fondos de cobertura, sino de firmas con estructuras corporativas, balances auditados y responsabilidades fiduciarias que están dispuestas a abrazar el riesgo por la promesa de resiliencia financiera.
Además, la participación en procesos judiciales como el de Mt. Gox demuestra una sofisticación creciente en el manejo legal, fiscal y estratégico de los activos digitales. Este nivel de participación corporativa también podría abrir la puerta a una mayor regulación, pero al mismo tiempo, mayor legitimidad y estabilidad en los mercados cripto.
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Conclusión: ¿Es Strive el modelo del futuro financiero?
La apuesta de Strive puede parecer arriesgada, pero en un mundo donde las monedas fiat pierden valor frente a la inflación y donde los gobiernos luchan por mantener la estabilidad, apostar por Bitcoin podría ser la jugada más sensata del siglo XXI.
Así como en el pasado las empresas guardaban oro o bonos, el futuro podría tener a Bitcoin como el nuevo patrón corporativo de reserva. Strive no solo busca una rentabilidad financiera, sino ser parte de un cambio de paradigma: una revolución en la forma en que las empresas gestionan y protegen su capital.
Con empresas como Metaplanet, BlackRock y ahora Strive liderando el camino, parece que la corporatización de Bitcoin ya no es una predicción, sino una realidad en marcha.
